Pon el aceite y los granos de palomitas en una olla de fondo grueso o en un horno holandés.
Caliéntala a fuego alto y cúbrela con papel de aluminio o una tapa.
Cuando empiecen a saltar las palomitas, pon la olla a fuego medio-alto y dale unas cuantas sacudidas para mover los granos.
Después de 1-2 minutos, o cuando las palomitas empiecen a ralentizarse, retira del fuego y viértelas inmediatamente en un bol grande.
Añade la mantequilla derretida y la sal, y revuelve para cubrirlas. Pásalas a una bandeja grande para hornear y asegúrate de que todas las palomitas se toquen. (Que no queden huecos por los que pueda caer el queso).
Espolvorea con queso rallado (no hace falta remover) y hornea durante 2-3 minutos o hasta que el queso se derrita.
Notas:
Utiliza sólo palomitas recién hechas. No las compres en la tienda.
Utiliza queso rallado en casa de calidad. Tiene más sabor y se derrite mejor que el queso pre rallado.
Añade suficiente sal a tus palomitas. La necesitan.
En caso de duda, retira las palomitas antes que después para evitar que se quemen.
Mezcla la mantequilla de las palomitas y la sal en un bol grande para que sazonarlas sea fácil.
Retira los granos sobrantes de la bandeja de horno antes de añadir el queso.
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