No hay que tenerle miedo a un diagnóstico que revele que eres intolerante a la lactosa, no se trata de una enfermedad sino de una condición con la que debemos ser recursivos sin dejar el consumo de nutrientes que se encuentran en los productos lácteos.

Pero antes de continuar, empecemos por definir que la lactosa es el azúcar natural que se encuentra en la leche, y por ende en otros productos lácteos. Cuando una persona no produce suficiente enzima lactasa para digerir la lactosa, comienza entonces a sentir molestias digestivas que para cualquiera pueden llegar a ser muy incómodos.

“Y estos son precisamente síntomas que pueden aparecer en tantos otros diagnósticos, por lo que siempre recalco que la persona no se auto diagnostique, sino que vaya y se examine con su médico y pueda comprobar la existencia de la condición”, recomienda Ximena Jimenez, nutricionista y Dietista registrada.

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Si tu médico ha confirmado que eres intolerante a lactosa, hay cinco datos que deberías conocer, según información del National Dairy Council.

1. La intolerancia a la lactosa no es tan común. Solo uno de cada 10 adultos reporta que es intolerante, y esta cifra pudiera incluir aquellos que se han auto diagnosticado. ¡Vista tu médico!

2.  La leche sin lactosa sigue siendo un paquete nutritivo excelente con trece vitaminas y minerales esenciales como el calcio, el potasio y la vitamina D y ocho gramos de proteína de alta calidad, al igual que la leche regular.

3. Puedes seguir disfrutando de tus productos lácteos favoritos. Ten en cuenta la cantidad de lactosa en cada uno de ellos. Encuentra los alimentos que mejor funcionan para ti. Recuerda que la intolerancia a la lactosa es diferente en cada persona. Encuentra la cantidad de lactosa que tu cuerpo puede tolerar y no te quedes con las ganas.

4. No deberías dejar de consumir productos lácteos, porque hacen parte de tu dieta saludable y además son deliciosos. Tu alternativa es consumir aquellos bajos en lactosa o sin lactosa, como la leche sin lactosa, yogures bajos en grasa o sin grasa y quesos naturales añejados.

5.  Los quesos naturales, son recomendados para quienes son intolerantes a la lactosa por su bajo contenido de lactosa, como el Cheddar, Swiss, Mozzarella, Gouda, Colby, Monterey Jack, Provolone, Brie, Blue y Parmesan, que contienen 1 gramo de lactosa en una porción de 1.5 onzas. Debido al proceso de preparación y añejamiento, estos quesos contienen mínimas cantidades de lactosa.

Así que cualquier receta en la que utilices leche, yogur o queso; no tiene por qué verse afectada si eres intolerante a lactosa, opta por una leche sin lactosa, un yogur bajo en grasa o sin grasa y tus quesos favoritos y sigue disfrutando de tus comidas predilectas. ¡Buen provecho!